Estufas de leña

Aún puedo sentir el cálido placer del fuego recorriendo mi cuerpo, con las palmas abiertas de mis manos de niño, enfrente de aquella antigua estufa de leña, una salamandra de hierro fundido.

Quizá sea el primer recuerdo que tenga de la magia del fuego.

Era invierno en Bijuesca, un minúsculo pueblo perdido de Zaragoza. Había empezado a nevar con fuerza y salí con mi primo a jugar con la nieve. Después de un buen rato de bolazos, carreras, persecuciones, entramos cansados y helados en la casa de mi tía.

En un rincón de la sala de estar, la vieja salamandra escupía fuego por su boca de hierro. Nos quitamos las ropas mojadas y allí, sentados, sintiendo como el calor reconfortaba nuestros cuerpos de niños activos, mirábamos subyugados la primigenia danza del fuego.

Una despreocupada calma nos colmaba de felicidad.

estufa-de-lena

¿Qué es una estufa de leña?

Es una estructura cerrada y metálica con una salida de humos que produce calor gracias a la combustión de la madera. A diferencia de las chimeneas de leña, no son cámaras empotrables en la pared y su colocación permite muchas más posibilidades. También el ducto de humos es exterior y no va canalizado dentro de la estructura de la vivienda, pero igualmente debe seguir la normativa RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios) y terminar en el techo.

En muchas ocasiones verás que los propios fabricantes de estufas a leña confunden los términos utilizando de manera habitual la palabra chimenea cuando en realidad se refieren a una estufa, y también al contrario.

¿Cómo es una estufa de leña?

Pues la verdad es que no se distingue demasiado de una chimenea de leña. La leña arde dentro de una cámara cerrada o abierta, aunque normalmente lo primero. Al igual que las chimeneas, las estufas de leña pueden funcionar por convección natural (recogen aire frío que al pasar por el fuego se caliente y lo devuelve caliente), como por radiación, calentando la zona cercana a la estufa.

En cuanto a su diseño, las estufas a leña suelen tener un estilo más bien rústico, muchas veces evocando a las estufas de leña antigua, como las salamandras. En este estilo son más típicas las estufas de leña de hierro fundido. Pero también existen estufas de leña modernas, con un estilo más cuadrado, minimalista, elegante y limpio. Este estilo es más propio de las estufas de leña de acero.

¿Qué es una estufa salamandra?

La estufa salamandra (mira que tiene bonito el nombre) es un invento del gran Benjamin Franklin. Sí, el mismo que el del pararrayos y que sale en los billetes de 100 dólares. Este señor polifacético tuvo esta buena idea. La inventó en 1743 y es la madre de todas las estufas de leña (o carbón) que se hicieron después. Es la estufa de leña antigua.

La novedad es que, a diferencia de la chimenea abierta, su cámara (casi) cerrada permitía una mayor eficiencia del tiro y, por tanto, menor consumo de combustible. Su estructura no integrada en los muros también permitía poder colocarla con facilidad en cualquier lugar.

Se trata de un cuerpo de metal fundido donde se realiza la combustión, el problema no solucionado aún en la época, es que no tenía ventana totalmente cerrada, sino unos barrotes, por lo que parte del humo que no salía por el conducto de humos se quedaba dentro de la estancia.

Franklin la denominó como «estufa de Pensilvania» (para los nombres, el amigo Benjamin tenía menos ingenio) pero se terminaron por llamar como estufa salamandra por la marca Salamandre que producía estos cacharros.

La salamandra es un animal que abunda en Norteamérica y del que el mito decía que podía vivir en el fuego sin quemarse. Así que el nombre le venía que ni pintado.

Tipos de estufas de leña

Por material de construcción

  • Estufas de leña de acero. Es un metal ligero que permite que el calor se produzca con rapidez, también que al apagarse la estufa se enfríe antes. El interior suele contar con material refractario (cerámica o vermiculita) para aumentar su capacidad para ofrecer calor.
  • Estufas de hierro fundido. El hierro es un metal más pesado y recio, pensadas para durar forever and ever. Tardan algo más que las de acero en empezar a calentar y también más en enfriarse. Suelen tener un aspecto más rústico y robusto que las de acero.

Por funcionamiento

  • Estufas de leña por convección. Es decir, el aire frío de la estancia se introduce a través del tiro en el hogar y la llama produce aire caliente que deja escapar por una rendija. Si dispone de un ventilador, además podrá distribuir calor por convección forzada.
  • Estufas de leña por radiación. A través del propio material que conforma la estufa y, sobre todo, por el cristal. De la misma manera que puede funcionar un radiador de gas o electricidad. Se debe tener cuidado al tocarla y con los objetos que pueda haber cerca para evitar posibles quemaduras.
  • Estufas de leña que combinan convección con radiación. Producen calor por los dos sistemas, aunque por radiación normalmente solo a través del cristal, lo que minimiza los riesgos.
  • Estufa de leña de doble combustión. También llamada de doble cámara. Se produce una primera combustión de la madera en la cámara principal y aprovechando el humo producido realiza una segunda combustión. Esto hace que mejore su rendimiento y produzca un menor consumo de madera y menos residuos. También su precio es más elevado.
  • Hidroestufas o termoestufas de leña. Al igual que con las chimeneas, puedes encontrar modelos que pueden calentar un depósito de agua que se puede colocar detrás de la hidroestufa y así poder suministrar calor a un circuito de radiadores o suelo radiante. También se le puede añadir un acumulador de agua para el uso de agua caliente.

Cómo encender una estufa de leña

El proceso es igual que hemos descrito para hacerlo con una chimenea de leña.

  1. Retirar la ceniza del cajón extraíble si hubiera y dejar abierto el tiro y la puerta de la estufa unos minutos.
  2. Con maderas pequeñas y si es posible que prendan bien como la de pino. También existen astillas ya preparadas. No utilizar madera pintada o con barnices, al quemar será tóxico. Debes colocar una a cada lado en paralelo, dejar un hueco en el centro y otras dos encima en perpendicular formando un cuadrado o rectángulo. En el centro emplearemos una pastilla de encendido, bolas de papel de periódico, alguna piña seca, ramitas… También existen pastillas de madera prensada o lana de bosque (filamentos de madera prensados), son muy útiles.
  3. Encender lo que sea que hayamos colocado en el centro para que empiece a prender. Con cuidado, puedes usar unas cerillas largas o un encendedor especial. Encima, y siempre dejando aire, ir colocando más maderas pequeñas. Mientras la llama coge fuerza, deja la puerta un poco abierta. Podemos ir jugando con el tiro.
  4. Conforme el fuego sea más vivo ya puedes ir poniendo troncos cada vez más grandes, pero sin ahogar nunca la llama, dejando que respire. Ya puedes cerrar la puerta de la estufa y admirar el fuego.

Ventajas e inconvenientes de las estufas de leña

¿Te conviene tener una estufa de leña? Aquí van los pros y los no tan pros.

Ventajas estufa de leña

  • El encanto de la leña. La cálida y placentera atmósfera que consigue la combustión de la madera no tiene igual.
  • Sistema de calefacción económico. A diferencia de otros combustibles, la leña tiene (de momento) un precio estable.
  • No te preocuparás por posibles cortes de suministro, ya sean de gas o electricidad.
  • Distribución homogénea del calor.
  • Ecológica, la madera es una energía renovable y que se puede conseguir de la limpieza de los bosques.
  • Compatible con otros sistemas de calefacción, si lo deseas puedes combinarlo por suelo radiante o radiadores.

Inconvenientes estufa de leña

  • Necesita instalación. Menos que una chimenea, pero hay que tener en cuenta que la salida de humos debe terminar en el techo.
  • Produce residuos, humo y cenizas. Es necesario limpiar con asiduidad.
  • Necesita atención continua, se debe estar pendiente para darle
  • Imposible regular de manera inmediata la intensidad del calor. Regulando el tiro y por la cantidad y calidad de la leña podemos conseguir regular en parte, pero nunca de manera inmediata ni exacta.
  • Rendimiento energético menor que otros sistemas. Parte del calor se escapa por el tiro. Las estufas de doble combustión mejoran mucho la eficiencia.

Limpieza y mantenimiento de una estufa de leña

Un buen mantenimiento asegurará que la estufa a leña rinda a pleno rendimiento, será más eficiente y mantendrá a raya la creosota que se pueda ir acumulando por el uso.

Se recomienda realizar limpieza de manera habitual de los restos de hollín y ceniza que pueda quedar en la cámara. Mejor con una aspiradora de ceniza pero si no con un cepillo, siempre con mascarilla.

El cristal es conveniente también limpiarlo asiduamente porque tiende a ennegrecerse con facilidad, lo cual le quita la gracia a la estufa.

Una vez a la semana quemar una bolsita deshollinadora. Y cuando la temporada de estufa esté por acabar, quemar un leño deshollinador. Estos dos productos, tanto la bolsita como el leño, desprenden unas sustancias químicas que hacen que la creosota, que se haya podido adherir a las paredes y el ducto de humos, se desprenda y caiga. Es importante limpiar todos los restos después con mascarilla puesta, ya sea con un cepillo o con una aspiradora de cenizas.

Este mantenimiento semanal, pero sobre todo el anual, es muy importante porque la creosota es una sustancia que se produce por la combustión de la madera, tóxica y su acumulación es potencialmente peligrosa para la salud. No desatiendas tu estufa de leña.